QUIÉN SOY


Nací en el barrio de la Almeda, en Cornellà de Llobregat (Barcelona). A la edad de dos años mis padres se mudaron a Sant Boi de Llobregat y, desde entonces, sigo viviendo en el mismo pueblo.
Durante mi infancia; al margen de realizar mis estudios de bachillerato, la dedique plenamente al deporte, afición que aún no he abandonado aunque tengo que reconocer que nunca lo hice en el plano profesional. Creo que me faltó el empuje familiar o que alguien, incluso yo mismo,creyese en mí. Claro que... con ello no quiero decir que hubiese podido valer. Aunuqe tampoco pude averiguarlo. Aun así, de todo aquello, me queda el bonito recuerdo de haber batido el "record escolar" en los 100 metros libres, marca que se mantuvo durante más de cuatro años.
Una de mis grandes aficiones deportivas, entre otras, fue el Rugby. Fui durante muchos años jugador de la Santboiana donde llegué a jugar con la selección catalana. Unos años más tarde, junto con un grupo de jugadores, fundamos otro equipo de rugby en Sant Boi, al que llamamos "15 CATALÀ". Tuvo bastante éxito pero hacíamos sombra a los grandes y no pudimos mantenernos vivos más de cuatro años. La falta de sponsor se hizo notar y al final claudicamos.
Durante esos años compartí otras disciplinas, como lo fue el Judo. Este lo estuve practicando durante casi cinco años en la Escuela Águilas (de la Policía Nacional-Casa Ramona), donde acabé con cinturón verde. También practique más de cinco años el Taek-wondo, acabando con cinturón marrón. Mis escuelas fueron la de Jhon Panchamé, en Hospitalet (la primera) y la de CHOIS SANT BOI (la última). Mientras tanto, junto con el profesor de la escuela Jhon Panchamé de Hospitalet, y otros compañeros, fundamos la Federación de KENDO en Cataluña, donde tengo la licencia número 25.
El resto de deportes los practicaba en plan hobby, como lo fue el fútbol donde llegue a jugar en el Ciudad Cooperativa y en el Sant Boi, decidiendo sabiamente dedicarme a otras disciplinas. También practique ciclismo, del que guardo dos "profundos recuerdos", la copa ganada en la carrera Sant Boi-Montserrat, patrocinada por el Banco de Sabadell (donde trabajaba en esos momentos) y la muerte de uno de mis mejores amigos mientras los dos entrenábamos (JOAN SILES SANTA), suceso que me llevó a dejar la bicicleta de forma definitiva.
Durante ese tiempo, cuando acabé el bachilleraato, y mientras cursaba mis estudios de Banca y Auxiliar Administrativo, entre a trabajar en el Banco de Sabadell donde estuve dos años (el primero como botones y el segundo como auxiliar administrativo). No me gustaba ese trabajo porque me veía encerrado y porque no comprendía que pudiera estar trabajando para otros cuando mi padre tenía un negocio. Lo quería imitar.
Mis padres, abnegados trabajadores, supongo que me considerar, aunque no fue porque me lo inculcaran, que lo suyo era tener negocio, o al menos era lo que yo veía y entendía. Mi padre era un industrial con un negocio de Piedra Artificial y en aquellos momentos la construcción iba en auge. Mi madre una negociante intrépida que montó una de las primeras tiendas de pollos a l’ast, negocio que daba bastantes rendimientos; claro que para entonces era algo más fácil que ahora el triunfar, y sobre todo en casa, quiero decir, que como éramos dos los hermanos mayores, el sueldo le salía gratis y eso ayudaba a triunfar. Hoy en día es difícil que un hijo trabaje de gratis para la familia.
Años más tarde me fui a cumplir el servicio militar y elegí, de forma voluntaria, irme a la Legión; aunque por el tiempo de mi quinta, no por más (tampoco estaba loco). Allí aprendí bastante. Al menos una serie de conceptos y valores que me han ido muy bien en mi vida, eso puedo asegurarlo. Tenía novia y unas ganas enormes de casarme y salir de mi entorno familiar, or varios motivos, un de ellos emanciparme.
La idea de entrar en un cuerpo policial me fascinaba y no paré hasta hacerlo en el que más me llamaba la atención. Cuando acabé el servicio militar y después de casarme, entre en la Guardia Civil.
En ese cuerpo, y debido a mis enormes deseos de sentirme realmente policía, realicé varios cursos, como lo fueron el de FISCAL (para que se entienda: aduanas y fronteras, es decir un compendio de fugas de capital, evasión de divisas, drogas, y otros temas más), TEDAX (curso de desactivador de explosivos), POLICÍA JUDICIAL (este ya se entiende) y el de ESPECIALISTA EN INVESTIGACIÓN (este se entiende aún más), pasando a formar parte de los Servicios de Información de la Guardia Civil, donde estuve varios años.
En el tiempo que estuve en la Guardia Civil, tuve dos hijas, de lo que siempre me he sentido orgulloso y para lo que he efectuado, junto con mi mujer, mis mayores esfuerzos. Hoy sé que valió la pena.
Con mi mujer montamos un negocio de pollos a l’ast, de fomra independiente, y este nos duró doce años, actividad en la que pudimos asentar nuestra economía y propsperar, no sin mucho esfuerzo y dedicación.  Decidimos dejarlo, por ser un sin vivir ya que, independientemente de habernos ido muy bien económicamente, en él dejamos parte de nuestra juventud. Quisimos recuperar el tiempo que podíamos haber perdido sin estar demasiado con nuestras hijas.
Unos años más tarde (aún teniendo el negocio de los pollos a l’ast), decidí pedir una excedencia en la Guardia Civil y probar de montar mi propia agencia de DETECTIVES PRIVADOS. Creo que acertamos, de momento comemos de ella, junto con lo que aporta mi esposa con su trabajo.
Mis hijas ya son totalmente independientes. La mayor hizo también Investigación Privada y estuvo unos años colaborando conmigo, luego estudio la carrera de derecho y decidió intentar opositar para la adjudicatura, cosa que dejó posteriormente estacionada por haber sido madre de una preciosa niña que nos tiene locos a todos. La menor hizo Educación Especial y cuando terminó la carrera se decantó por la rama deportiva; actualmente es monitora de varias especialidades deportivas en Gimnasios y continúa practicando el deporte, disciplinas que le están dando numerosos éxitos, entre los que cuentan haber ido seleccionada a Brasil como trialleta, Participal en el Europeo de Triatlón, conseguir el subcampeonato de España, ser la ganadora durante 3 años consecutivos de la cursa de Ascenso Vertical y conseguir 2 años el Campeonato de Cursa Vertical del Hotel Bali, el más alto de España y ubicado en Benidorm.
Respecto a mis hijas, tengo que decir que he tenido una suerte extrema. La mayor preocupación para los padres es la formación de sus hijos, y el riesgo y temor diario de que lleven una línea adecuada; pues a nosotros nos ha sido muy fácil. Han sido muy buenas estudiantes y tuvimos el acierto de introducirlas en una disciplina deportiva que las ha formado como personas y donde han obtenido gran parte de su proyecto personal. Hemos disfrutado con ellas en todos los aspectos e incluso en el deportivo, donde ambas han llegado a lo más alto de la Natación española, llegando a conseguir acceder a ese maravilloso triunfo de ser números uno en esa práctica deportiva. Después de hacerse mayores, la mayor dejó en gran medida el deporte, pero la menor siguió en ello, cambiándose al decathlón y al triathlón donde, como ya he comentado, está consiguiendo enormes éxitos.
De mi mujer que puedo decir: Sin ella no sería nada. ha sido el sustento de la familia, la sacrificada en los negocios, la sufridora de cada una de las vicisitudes por las que hemos pasado y todo ello... en silencio, dejando que yo sea el abanderado. Un engaño que del que soy consciente, pero del que me siento sobradamente satisfecho por haber elegido a aquella niña de quince años a la que le prometí que la haría feliz y aún no he acabado de conseguirlo.Pero sigo en el intento, espero que tenga algo más de paciencia.
En definitiva, esto es un repaso general de mis cincuenta años de vida, años en los que creo que he adquirido una serie de conocimientos prácticos suficientes como para haber llegado a una gran conclusión, y es que para ser realmente feliz solamente se necesita hacer aquello que realmente deseas y sentirte rodeado y querido por tu gente, que categóricamente es la que te brinda esa FELICIDAD REAL.
Yo, eso, sí que lo tengo.

V. Corachán